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El milagro de la insulina

Updated: Apr 16, 2021

Tal día como hoy, 11 de enero, pero de hace 99 años, Leonard Thompson, un joven canadiense, se convirtió en la primera persona en recibir una inyección de insulina para el tratamiento de la diabetes tipo 1.


Pero su cuerpo reaccionó con una gran alergia. La razón: la purificación del extracto de páncreas de perro que se le había inyectado tenía impurezas.


Se perfeccionó el sistema y 12 días más tarde se le inyectó la siguiente dosis. Fue un éxito.

Thompson, que pesaba 29 kilos a pesar de tener ya 14 años, mejoró espectacularmente.

Fue uno de los auténticos milagros en Medicina. Hasta ese momento un diagnóstico de diabetes equivalía a una sentencia de muerte. Con el tratamiento a base de insulina pasó a ser una enfermedad crónica.


Botes de insulina.
Antes de la insulina, la diabetes era una sentencia de muerte. Foto Creative Commons.

Hola soy Ana Nieto y esto Calendario de Historias, un podcast con el que de lunes a viernes les proponemos repasar la historia, recordar a sus personajes y ver qué nos queda de ello.


La insulina se sintetiza en el páncreas. Su función es metabolizar el azúcar después de las comidas y extraer energía para el cuerpo. Cuando una persona sufre de diabetes tipo I, también conocida como juvenil o mellitus, la síntesis de insulina en su páncreas es defectuosa.

Si no se trata, puede producir ceguera, gangrena y coma y, finalmente, causa la muerte.

La diabetes es una enfermedad muy antigua. Un papiro egipcio de hace 3500 años describe una enfermedad que se identifica con la diabetes.


Los enfermos tenían sed todo el tiempo y orinaban tanto que llamaba la atención. También comían desaforadamente pero, a pesar de ello, adelgazaban. El tratamiento que se recomendaba eran sacrificios a los dioses y una dieta de menta, cerveza y sangre de hipopótamo.

1.500 años más tarde, el médico romano Celso describió la enfermedad y recomendó tratarla con ejercicio físico. Ya en el siglo II de nuestra era, Galeno achacó la enfermedad a la debilidad del riñón, que era incapaz de contener la orina. Esta teoría se mantuvo en Europa durante siglos.


Habría que esperar a Paracelso en siglo xvi para relacionar la diabetes con la sangre.

En los siguientes tres siglos se produjeron una cascada de descubrimientos que avanzaron los conocimientos sobre la enfermedad.


Por ejemplo, la diferenciación entre la diabetes tipo I, también conocida como mellitus, que en latín significa miel, y la insípida.

También que era posible diagnosticar la diabetes tipo I determinando si la orina del paciente contenía azúcar. Después se descubriría el papel del páncreas y de la alimentación.

Pero ya se estaba en el siglo xx y el único remedio muy parcial para esta terrible enfermedad era la dieta extremadamente estricta que si bien podía alejar por unos meses e incluso unos años el desenlace final, acababa produciendo malnutrición severa en el paciente.

Era ya 1921 cuando los canadienses Frederick Bantin y Charles Best descubrieron la insulina experimentando con el extracto del páncreas de un mono y una perra diabética.

Finalmente, tal día como hoy de hace 99 se inyectó la insulina por primera vez en un ser humano. Los padres de Leonard Thompson accedieron a que su hijo se convirtiera en un experimento porque, literalmente, si no se hacía algo cuasi-milagroso su hijo se moría. Este primer intento produjo una reacción alérgica en el paciente.


Se achacó a impurezas en la insulina. Se volvió al laboratorio y se obtuvo una insulina más refinada. 12 días más tarde al primer intento, se hizo el segundo. Y de esta vez Thompson no tuvo reacción alérgica. La inyección le salvó la vida.

El siguiente paso era testear la insulina en más pacientes. Para ello Bantin se dirigió al hospital de Toronto, al ala de niños y jóvenes comatosos. Allí más de 50 pacientes se deslizaban dormidos hacia la muerte mientras sus padres, desesperados, aguardaban sentados al lado de sus camas.


Bantin comenzó a inyectarles insulina. Primero a uno, luego a otro, luego a otro. Y cuando llegó al último, el primero acababa de despertar del coma.

Fue el milagro de la insulina.

Aunque Leonard Thompson fue el primer humano en recibir insulina, en los anales de la historia de la diabetes Elizabeth Hughes Gossett merece un capítulo, porque fue sin duda uno de los primeros pacientes que ayudaron a popularizar el nuevo tratamiento.

Elizabeth tenía 11 años cuando se le diagnosticó diabetes tipo I. Su padre era, en aquel momento, el gobernador del estado de Nueva York y movió Roma con Santiago para llevar a su hija a los mejores especialistas.


Se le impuso una dieta muy restrictiva, de menos de 800 calorías por día. Vivía en su casa cuidada en todo momento por una enfermera y consiguió llegar con vida a 1922. Tenía 15 años, pesaba solo 20 kilos.

En agosto de ese año sus padres la llevaron a Toronto y Bantin la aceptó como paciente y la insulina obró el milagro. Elizabeth se recuperó tan rápidamente que para la fiesta de Acción de Gracias a finales de noviembre ya estaba de vuelta en su casa.

El padre de Elizabeth era en aquel momento el presidente de la Corte Suprema de Estados Unidos y eso contribuyó enormemente a darle publicidad a la insulina.

También contribuyó el hecho de que Bantin y Best publicaran sus estudios. Eso hizo posible que en el mismo año, en 1922, el doctor Rossend Carrasco i Formiguera consiguió el páncreas de varios cerdos en el matadero. Con ellos preparó la insulina que le inyectó a Francisco Pons, de 20 años. Y así le salvó la vida.


Pons fue la primera persona en toda Europa en ser tratado con insulina.

Finalmente, al año siguiente llegó al mercado la primera insulina comercial, obra de la farmacéutica Elli Lilly.

¿Qué pasó con los protagonistas de esta historia?


Bantin y Best recibieron el premio Nobel. Vendieron su descubrimiento por el precio simbólico de un dólar para que más gente pudiera beneficiarse de él.

Leonard Thompson, la primera persona en recibir una inyección de insulina, falleció 13 años más tarde de una neumonía.


Elizabeth Hughes Gosset, la adolescente que ayudó a popularizar el tratamiento, falleció a los 73 años de edad.

44 mil inyecciones de insulina le dieron la oportunidad de vivir. Fue a la universidad, se casó, tuvo tres hijos y fundó la Sociedad Histórica de la Corte Suprema de EE.UU.


El doctor Carrasco i Formiguera, pionero del tratamiento de la diabetes en Europa sufrió el exilio después de la Guerra Civil. Ejerció como docente en Venezuela y México y vivió lo suficiente para ver la vuelta a la democracia y volver a casa. Falleció en Barcelona en 1990. Tenía 98 años.


*****

Otros 11 de enero también sucedieron los siguientes hechos:


En España en 1933 tuvo lugar en Cádiz el llamado Suceso de Casas Viejas. enmarcado dentro de una insurrección anarquista. Según ellos, el objetivo era impedir la consolidación de la república burguesa y poner en práctica “la gimnasia revolucionaria".


Los terribles eventos que se desarrollaron en el pequeño pueblo gaditano de Casas Viejas terminaron con 28 muertos, entre los que se encontraban anarquistas, familiares de anarquistas, guardias civiles y de asalto. Han pasado 88 años y todavía es un hecho controvertido pero sin duda sirvió para alimentar la leyenda negra de la segunda república.

Y en 1922, además del primer uso de la insulina para tratar enfermos de diabetes, sucedieron otros hechos históricos de los que destacamos que:


Stalin fue nombrado secretario general del partido comunista ruso. En Egipto el arqueólogo Howard Carter descubrió la fabulosa tumba de Tutankamon.


En India, las autoridades coloniales británicas condenaron a Gandhi a seis años de prisión por desobediencia y en Turquía, Mehmed VI, el último sultán del imperio otomano, emprendió el camino del exilio. Fue también el año en el que James Joyce publicó el Ulysses y se estrenó Nosferatu, la primera película de vampiros.

En España, en Paredes de Navas, Palencia, chocaron el Correo de Asturias y el Rápido de Galicia. El accidente ferroviario dejó 32 muertos.


Y fue también el año en el que la presencia española en Vietnam llegó a su fin.

Había comenzado en 1858 en una campaña militar conjunta con Francia para castigar persecuciones anticristianas que el año anterior habían dejado unos 10 mil muertos cristianos, entre ellos el vicario apostólico de Tonkin, el español José María Díaz.

Y terminamos el programa de hoy con una cita de Hipócrates, el médico de la Grecia clásica considerado por muchos como el padre de la Medicina:


"Que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina"

Calendario de Historias es una producción de Audire Podcast. O, lo que es lo mismo, María Luz Rodríguez y yo, Ana Nieto.


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Volvemos mañana porque mañana será otro día.


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