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Globos misteriosos atacan EE.UU.

Updated: Apr 16, 2021

Tal día como hoy, 7 de diciembre, de hace 79 años, era domingo. Los relojes marcaban las 7:48 de la mañana en Hawaii, entonces un territorio de Estados Unidos, cuando 353 aviones del Ejército Imperial japonés aparecieron en el horizonte. Y acto seguido, atacaron por sorpresa en dos oleadas.


Hundieron 4 barcos de la Marina estadounidense atracados en Pearl Harbour. Y dañaron a otros 4. Los ataques dejaron 2.403 muertos, de ellos, 49 civiles.

Un periodista de una estación de radio afiliada con la cadena NBC llamó por teléfono a Nueva York y desde un tejado describió lo que había visto advirtiendo, “esto no es una broma, es guerra de verdad”.


Ese mismo día y en menos de 7 horas, Japón atacó la isla de Wake, Guam y las Filipinas, todos territorios de Estados Unidos y también las colonias británicas de Hong Kong, Singapur y sus posesiones en Malasia.


Al día siguiente, el presidente Franklin Delano Roosevelt compareció ante una sesión conjunta del Senado y la Cámara de Representantes en la que se declaró la guerra contra Japón y el presidente dio uno de sus discursos más famosos refiriéndose al 7 de diciembre, el día del ataque a Pearl Harbour, como una fecha que vivirá en la infamia.


Y así Estados Unidos entraba en la II Guerra Mundial.


Uno de los globos con los que Japón atacó EE.UU. en secreto.
Globos con los que Japón atacó EE.UU. en numerosas ocasiones. Foto Creative Commons.

Hola, soy Ana Nieto y esto es Calendario de Historias, una producción de Audire Podcast. Nuestra misión es recordar el pasado, indagar en algunos de sus momentos y personajes históricos y buscar qué nos queda de ello.


Escucha el episodio publicado el 7 de diciembre: Pearl Harbor y los ataques secretos Fu-Go.


De todos los ángulos que podíamos darle a este programa, hemos optado por recordar un evento secreto en su época y poco conocido incluso ahora.


Pearl Harbour fue, sin duda, un bombardeo que cambió la historia. Sin embargo, no fue el único ataque japonés en territorio estadounidense durante la II Guerra Mundial. Entre 1944 y 1945, Japón lanzó hacia Estados Unidos más de 9.000 globos incendiarios, en una operación que provocó las únicas bajas civiles en el territorio continental de EE.UU. durante la contienda.


Estos globos incendiarios, de hasta 10 metros de diámetro, podían transportar una bomba de 15 kilos o varias más pequeñas. Su objetivo eran los enormes bosques de los estados del Pacífico de Estados Unidos. Caer sobre ellos. Prender fuego y, así, sembrar el caos y la desmoralización.

El ensamblaje de estos globos, a los que los japoneses llamaban fu-go, se asignó a niñas y adolescentes que se reclutaron para trabajar en fábricas en horarios larguísimos y extenuantes.


Para armar cada fu-go se necesitaba corcho, papel de arroz, un barómetro, saquitos de arena, hidrógeno y metal para las bombas. Una vez ensamblados, se entregaban a un equipo de ingenieros que los lanzaban. Y una vez lanzados, la corriente en chorro, también conocida como Jet Stream, los arrastraba hacia la costa pacífica de EE.UU.


El gran problema técnico que se planteaba era cómo lograr que los globos se mantuvieran en una altitud de entre 9.000 y 11.000 metros durante el sobrevuelo del inmenso océano Pacífico. Y es que según avanzaba el viaje, el hidrógeno se iba gastando y los globos comenzaban a perder altura.

La solución fue muy sencilla. Se incorporó un barómetro que cuando detectaba la pérdida de metros accionaba un mecanismo que dejaba caer un saquito de arena. Y así el globo volvía a recuperar altura. Este proceso se reproducía varias veces hasta que se acaban los saquitos. Para entonces los globos estarían sobre territorio enemigo. Y ahí, caerían.


En otoño de 1944, tanto en la costa del Pacífico de Estados Unidos como la de Canadá se comenzaron a ver luces en el cielo, que parecían flashes. También se oían explosiones a las que no se encontraba explicación. Y se comentaba que aparecían trozos de objetos raros.

Y para la Navidad de 1944 la prensa local estaba ya sobre la pista.


Pero también lo estaba el ejército estadounidense que a principios de noviembre había encontrado un globo incendiario gigantesco en California. Empezaron a investigar y enseguida se dieron cuenta de qué estaba pasando. También se dieron cuenta de que una de las razones por las que no había habido mayores problemas es que los japoneses pretendían incendiar los bosques en la época de lluvias en la costa pacífica, lo cual era realmente difícil.


Y teniendo en cuenta esta realidad, optaron por imponer la censura a los medios de comunicación sobre los globos incendiarios. El objetivo era evitar que se pudiera desatar una histeria colectiva entre la población civil que podría ser más dañina que los globos.


Una de las consecuencias de esta censura en los periódicos y en la radio fue que los japoneses no tenían ni idea sobre si sus bombas incendiarias estaban llegando a Estados Unidos y provocando el caos. Acabaron por interpretar que la falta de noticias significaba que el programa había fracasado y en 1945 dejaron de lanzar globos.


Pero la censura tuvo otra consecuencia: la tragedia de Bly.

El domingo 5 de mayo de 1945, un grupo compuesto por el reverendo Archie Mitchell, su esposa Elsye y 5 adolescentes integrantes de la escuela dominical del pueblo de Bly, en Oregón, salieron de excursión al Monte Gearhart.

Mientras el reverendo aparcaba el coche, los muchachos y Elsye vieron un objeto extraño, se acercaron y boom.

Murieron los seis. Los chicos tenían entre 11 y 14 años. Dos eran hermanos entre sí. Elsye, la esposa del reverendo, tenía 26 y estaba embarazada de su primer hijo.


17 días más tarde el gobierno de EE.UU. se vio obligado a comunicar la existencia de estos globos y de alertar sobre el peligro de acercarse, si se encontraba uno. Pero ya en ese momento las noticias se centraban en el fin de la Guerra en Europa, que había sucedido el 8 de mayo. Apenas 3 meses después, el 14 de agosto, llegaría la rendición de Japón.


Se estima que de los 9.000 globos incendiarios que lanzó Japón, unos seis mil nunca llegaron a su destino. El resto cayeron tanto en Estados Unidos como en Canadá y no solo en los estados o provincias del Pacífico sino que está constatado que llegaron hasta Michigan, a 10.000 km de Japón.


Y todavía se siguen encontrando estas bombas. La última vez en 2014, en medio de un bosque en la provincia canadiense de British Colombia. Se detonó en el lugar donde llevaba descansando 70 años.


Hoy se considera a estos globos incendiarios japoneses como la primera arma intercontinental con éxito, aunque limitado.


Otros 7 de diciembre también sucedieron otros eventos que han pasado a la historia. En 1971, Libia nacionalizó las compañías petroleras británicas que operaban en su territorio, En 1988, un terremoto en Armenia dejó entre 25.000 y 50.000 muertos y al año siguiente el partido comunista de la República Democrática Alemana dio su conformidad para la revisión de la constitución y la celebración de elecciones libres.


Y en España, en 1983 ocurrió una tragedia en el aeropuerto de Madrid Barajas. Una mañana de intensa niebla, un Iberia que despegaba hacia Roma chocó contra un Aviaco con destino a Santander que intentaba encontrar la cabeza de pista. Fallecieron 88 personas.


Y para los interesados en saber qué sucedió en 1941, año del ataque de Pearl Harbour, destacamos que Alemania obliga a todos los judíos a llevar una estrella de David amarilla, Joseph Stalin se convirtió en Premier de la Unión Soviética, Roosevelt aprobó el programa nuclear estadounidense que más tarde se conocería como Proyecto Manhattan y los británicos descifraron el código de comunicación secreta de Alemania.


Y cerramos el programa de hoy con una cita del presidente Franklin Delano Roosevelt:


"La democracia no puede tener éxito a menos que aquellos que expresan su elección estén preparados para elegir sabiamente. Por lo tanto, la verdadera garantía de la democracia es la educación".


Esto es Calendario de Historias, una producción de María Luz Rodríguez y quien les habla, Ana Nieto. Volvemos el miércoles 9, después del festivo de mañana.


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