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Lectura de verano con algo de distopía

"Hay un género de la ciencia ficción que no es para viajar hacia adelante sino hacia dentro"




Una de las cosas que aprecio mucho de mi trabajo como periodista es que me permite conocer a gente muy interesante con la que podría pasar más tiempo del que está marcado en la agenda para una entrevista.


Y a veces las entrevistas van por lugares que una no espera. Es lo que ocurrió cuando conocí a Angel S. Díaz a quien entrevistamos antes de la pandemia para #TresDeseos.


Cuando grabamos su podcast contaba con hablar de tecnología, seguridad y privacidad pero además terminamos repasando libros de ciencia ficción. El tema de la conversación lo hacía inevitable.


Me gustan los libros y la ciencia ficción aunque reconozco que he leído menos de lo que quisiera de este género lleno de subgéneros. Solo en los últimos años he leído a uno de los autores que salió más en la conversación, Octavia Butler.


Estuvo meses en mi lista de libros pendientes hasta que vi a un adolescente en el metro leer Kindred totalmente absorto en la lectura. Me da entre envidia y nostalgia ver a alguien tan metido en un libro. A ciertas edades se lee con una pasión que luego se va matizando pero al salir en mi parada vi una librería y pensé que ya eran demasiadas señales.

Compré Kindred y devoré Kindred. .


Es un viaje en el tiempo con el que Dana, la protagonista afroamericana, se ve cara a cara con su historia, la propia personal y con ello la de de la brutal esclavitud de la de sus antepasados. Desde las primeras páginas se es sabe del alto precio que paga por ese viaje indeseado. Ha perdido un brazo por volver a su “casa”. Así de inhumano es el pasado que no puede cambiar en su hogar


En el libro escrito por esta mujer negra, nacida en 1947, no faltan imágenes a las que prestar atención. Ni violencia. Es un libro que deja ver los surcos del pasado en el presente, duro de leer pero imposible de dejar.


Hace dos veranos leí otro libro de ella, uno de los más celebrados de esta autora ganadora de premios Nebula, Locus y Hugo, referencia en el género. Se trata de la Parábola del Labrador. Cuando lo acabé no pude empezar otro en varias semanas de la impresión que me dejó.


La ciencia ficción proyecta ideas, esperanzas, sueños, escenarios alternativas pero también tendencias y miedos. Es el camino de la utopía y de la distopia. Los mejores autores llevan al lector por ese camino sin trampas, siendo conscientes de que los humanos no evolucionamos con la rapidez de lo que creamos. Cuando en mi infancia leí a Julio Verne ya se había viajado a la luna, los submarinos llegaban lejos y con 80 días se daba más de una vuelta al mundo.


Por eso la Parábola del Labrador me dejó muy inquieta. Este libro del subgénero de la distopía fue publicado en 1993 y es aterrador ver cómo muchos de los elementos de la novela son tendencias extremas de situaciones reales.



La acción se centra en Los Ángeles en 2024, una ciudad prácticamente devastada por el calentamiento global donde la clase media y los pobres viven encerrados para protegerse tras una valla, casi sin medios y con la amenaza de la violencia que se desata por la necesidad y las drogas. La policía es cara y no es lo único que está privatizado. El candidato a la presidencia es un hombre que quiere desmantelar el gobierno. Las empresas ofrecen dos cosas: seguridad física a sus empleados, que viven en comunidades cerradas, y salarios que les garantizan estar en deuda durante generaciones con ellas. La protagonista, un adolescente tiene hiperempatía. Lo que falta al resto.


En 2017 The New Yorker explicaba que de las muchas novelas distópicas que pueden ser referencia para ver en estos polvos los futuros lodos —“El cuento de la criada” de Margaret’s Atwood o 1984 de George Orwell—, esta obra de Butler no tiene rival.


Es una ciencia ficción que no es para viajar y mirar solamente hacia adelante sino hacia dentro.


Ángel recomendó Dawn. Lo pongo en la lista.

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