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Una revuelta espontánea para mostrar el orgullo



Stonewall Inn Gay flags
Stonewall Inn en la calle Chistopher en Manhattan./ Creative Commons

El bar era popular.


Es verdad que los vasos se reusaban frecuentemente sin lavar porque no había agua corriente para limpiarlos. Incluso se dice que muchos clientes enfermaron de hepatitis por ello.


También es cierto que el alcohol era malo, rebajado con agua… y caro.


Y los baños? Los baños estaban sucios, descuidados y mejor no entrar en detalles de fontanería.


Pero el bar, a pesar de eso, era popular. Y había dos razones para ello.


La primera es que se podía bailar, algo que no ocurría en otros locales de Nueva York. L a segunda y más importante es porque dentro se podía ser gay y lesbiana.


Y esa era una oferta difícil de rechazar a finales de los sesenta en EE UU. Porque en ese , momento la homosexualidad se veía como una desviación, un problema mental. Era algo que si se hacía público echaba a perder carreras, trabajos, familias. Incluso impedía legalmente desde hacía años que a alguien le sirvieran una copa en un lugar público.


El bar del que hoy hablamos era el Stonewall Inn, situado en el West Village de Manhattan. En él, una semana como esta de hace 52 años, se inició una protesta espontánea a esa represión social, política y policial a la que se sometía a gays, lesbianas, bisexuales y transexuales.


Con esta revuelta se dio un giro de 180 grados en la efectividad de la lucha por los derechos civiles de una comunidad que se movía sobre todo en la sombra, sin atreverse más que ocasionalmente a demandar igualdad. Es una protesta que llegó en un momento de fuerte agitación social y coincidió con demandas en las calles contra la guerra en Vietnam y también por los derechos civiles de la comunidad negra


Pero para comprender mejor lo que se fraguó en Stonewall Inn hay que entender una situación en la que de nuevo las prohibiciones, en este caso la de servir copas a los homosexuales, abonaron el terreno para el florecimiento de los negocios de la mafia, en connivencia con la policía. Una mezcla tóxica.


Hola soy Ana Nieto y una semana más les doy la bienvenida a Calendario de Historias, una producción de Audire con la que hacemos un viaje en el tiempo al pasado para recordarlo y ver lo que nos queda de ello hoy.


Hoy en este viaje vamos al 28 de junio de 1969. ¿El lugar? La calle Christopher en Manhattan.


Una zona en la que no falta el entretenimiento en el llamado West Village. Es una área muy popular aún hoy entre la comunidad LGBTI.


En aquel momento el popular bar estaba regentado por Tony Lauria. También se le conocía como Fat Tony o Tony el Gordo, uno de los miembros de la familia Genovese.


Los Genovese eran una de las familias mafiosas que operaba en NY. Una organización criminal que con sus sobornos a la policía para que miraran hacia otro lado mantenía abierto un lucrativo negocio. ¿Cómo de frecuentes eran estos sobornos? Lo suficiente para que tuvieran un nombre particular: gayolas.


El Stonewall Inn y otros bares atendían a una comunidad gay que no protestaba las malas condiciones del servicio porque al menos estaban abiertos para ellos. A pesar, eso si, de las ocasionales y controladas redadas que la policía anunciaba a los dueños para que estuvieran preparados para ellas. Así mantenían las apariencias y los negocios.


Normalmente las redadas llegaban a primeras horas de la noche. Se encendían las luces, se paraba la música, se detenía a quien estuviera vestido de mujer o no tuviera una identificación. Y luego, la fiesta continuaba. Como si no hubiera pasado nada.


Pero Fat Tony empezó a extorsionar a algunos clientes que trabajaban en Wall Street y tenían salarios altos. Dinero a cambio de que no se les delatase.


El mafioso sabía que el señalamiento era algo que tenía serias consecuencias.


Porque hay que tener en cuenta que 16 años antes, el presidente Dwight Eisenhower prohibía a los homosexuales trabajar en la Administración Federal. Tampoco podían trabajar en las empresas que tuvieran contratos con el estado. Por supuesto el ejército estaba fuera de las aspiraciones de esta comunidad y eso era un modelo a seguir por otros empleadores.


Miles de personas que fueron descritas como riesgo para la seguridad nacional se quedaron sin empleo. Se les perseguía y vigilaba como se hacía con los comunistas y anarquistas.


La discriminación y el acoso eran constante. Por eso se cedía ante la extorsión y el abuso de quienes le abrían las puertas por pequeñas y oscuras que estas fueran.


Pero volvemos a Stonewall. En aquellas fechas se especula que la policía exigía recibir un porcentaje de lo que los negocios de la mafia conseguían con las extorsiones a los clientes más pudientes. Esto habría dado lugar a un desencuentro con Tony el Gordo


En la madrugada del 28 de junio la policía hizo una redada inusual por lo tarde que era. Las algo más de 200 personas en el interior del club se quedaron sorprendidas y algunos quisieron salir corriendo . Pero la mayoría de quienes estaban allí, no se fue lejos. Se quedaron en una calle que se empezó a llenar y a agitar.


Comenzó entonces un acto de rebeldía que terminó en revuelta. Mientras la policía iba metiendo en la furgoneta a detenidos que se resistían, se iba caldeando el ambiente hasta que empezaron a volar papeleras, bolsas y contenedores de basura a los que se prendió fuego.


Quienes se quedaron en la calle para lo que luego fue un acto de desafío a la policía eran personas que no tenían mucho que perder. Jóvenes a los que sus familias habían echado de casa, personas que eran maltratadas por su sexualidad y de comunidades minoritarias.


Y estaban hartos.


Y de la calle se pasó al interior. Stonewall se quedó sin cristales, sin barra… fue un destrozo monumental mientras en la calle se respiraba euforia.


A aquella noche siguió otra a la que se sumaron más personas y protestas ante los medios que criticaban aquella revuelta que se convirtió luego en manifestación.


La zona se convirtió así en un sitio de encuentro y la activación de una red de personas y organizaciones que salieron de las sombras y quisieron deshacerse de la mafia, de la criminalización y de la presión policial — que se mantuvo sin embargo durante meses con más redadas.


La revuelta enseñó que podían dejar de ser invisibles, ignorados y objeto de burla e insulto.


Al año siguiente y para recordar la fecha de ese acto de rebeldía se organizó una marcha de reivindicación de derechos, una acción mucho más radical, con más exposición de lo que hasta entonces se había visto.


Porque antes de Stonewall hubo otras revueltas, otras manifestaciones que fueron contestadas con actos de represión.


Las hubo desde los años veinte aunque fueron silenciadas.


En San Francisco, en los años cincuenta se formó la primera organización de lesbianas, The Daughters of Bilitis. Los gays tenían otra organización la Mattachine Society.


Ellos fueron los responsable de las primeras manifestaciones en el país y sus miembros participaban en las llamadas Recordatorio Anual en Filadelfia el 4 de julio, donde se hacía saber anualmente que los homosexuales eran reprimidos y no disfrutaban de los derechos civiles como el resto.


Eran manifestaciones sobrias. Los hombres vestían traje y corbata y las mujeres falda y tacones. El Recordatorio Anual era políticamente correctísimo y se trataba de hacer ver lo iguales que eran al resto y lo distinto de sus derechos. La última se celebró el 4 de julio de 1969, apenas días tras la revuelta de Stonewall.


Y en aquella ocurrió algo distinto.


Algunos de sus participantes se cogieron de la mano por primera vez, como lo hacen las parejas heterosexuales.


El año siguiente, en 1970, ya no hubo ceremonia de recordatorio. Simplemente se sumaron al día de la liberación de la calle Christopher que se multiplicó por ciudades del país y luego el mundo.


¿Qué queda de todo esto?


Las organizaciones que abogaron por el movimiento de derechos civiles para la comunidad gay, lesbiana, bisexual y transexual se multiplicaron en buena parte del mundo, fuera de las sombras. Dejaron progresivamente de ser invisibles. Con ello se ha conseguido cambiar completamente el escenario de opresión de los homosexuales en EE UU y zonas del mundo occidental. Aunque queda mucho por hacer en muchos rincones del planeta.


En EEUU, tres años después de la primera gran marcha en Nueva York un juez determinó que la orientación sexual no era motivo para echar a alguien de su trabajo en el gobierno federal.. Poco a poco las leyes contra la sodomía fueron anuladas hasta serlo completamente en el país en 2003. El matrimonio homosexual es legal en todo el EE UU desde 2015.


Como lo es en buena parte de Europa, en España desde 2005 y como uno de los países pioneros en reconocerlo. Muchos ganaron mucho y nadie perdió nada.


Pero no todas las batallas están ganadas aún, y aún hay a quienes les cuesta colgar banderas arcoiris o iluminar un campo de futbol cuando es el momento de rendir homenaje a la igualdad de derechos.


Es imposible hablar de los derechos civiles de los homosexuales sin hablar de la tragedia del SIDA. La pandemia que supuso la enfermedad agravó una situación que estaba lejos de ser normal y de libertad para la mayoría de los homosexuales. La cifra de muertos en los ochenta y los noventa no dejaba de crecer por una enfermedad que primero se describió como el cáncer de los gays.


La red de ayuda que se creó en esta comunidad aterrada, aislada, llena de enfermos y sin respuesta ayudó a fortalecer un movimiento a través de organizaciones como ACT Up que luchó por una mejora de los tratamientos.


En junio de 2009 el presidente Obama decretó que junio sería el mes del orgullo gay. Stonewall ha sido reconocido como lugar histórico en NY.


En 2019, en el 50 aniversario de Stonewall con la marcha mundial del orgullo en NY, el comisionado de policía de la ciudad James O´Neill pidió perdón públicamente por el comportamiento del departamento durante los días de la represión.


No voy a pretender desde donde estoy ser un experto en lo que pasó Stonewall pero se que lo que pasó no debería haber pasado. Las acciones de la NYPD estuvieron mal. Es la pura verdad



Y ¿qué más quedó para los libros de historia en 1969?


En España la dictadura se encontraba con fuertes protestas estudiantiles reprimidas con leyes marciales y detenciones. Un estudiante de Madrid, Enrique Ruano, fue detenido y posteriormente murió mientras estaba con la policía. Cayó de un séptimo piso. La versión oficial es que se suicidó, algo que resultó increíble para familiares y amigos y en el momento histórico.


Ese mismo año Franco estipuló que su sucesor como jefe de Estado debía ser Juan Carlos I, el ahora rey emérito huido de España.


Richard Nixon tomó posesión como presidente de EEUU, un país que poco después mandó al Apolo 11 a la luna. En la tierra, el país gestionaba el desastre de la Guerra de Vietnam y su retirada cuando a la vez se conoció la matanza de May Lai, en la que los soldados americanos asesinaron a unas 500 personas desarmadas. Un crimen de guerra cometido el año anterior.


Y en ese año, 1969 se mandó el primer mensaje de Arpanet, el precursor de Internet.


Terminamos el programa de hoy con una cita del discurso de la inauguración de la segunda legislatura de Barack Obama. En ella citó por primera vez lo ocurrido en NY en 1969 como parte de la lucha de derechos civiles junto con los de las mujeres y la minoría negra.




We, the people, declare today that the most evident of truths –- that all of us are created equal –- is the star that guides us still; just as it guided our forebears through Seneca Falls, and Selma, and Stonewall


Nosotros, el pueblo, declaramos hoy que la más evidente de las verdades es que todos hemos sido creados iguales. Es la estrella que aún nos guía, como guió a quienes nos precedieron en Seneca Falls, y Selma y Stonewall.


Nosotros, quienes hacemos este programa, nos vamos ya. Somos maria luz R y ana nieto. Pero volvemos el lunes. Si se ha suscrito ya lo sabe porque automáticamente y gratis les llegan todos los episodios de Calendario de Historias los lunes. Hasta entonces, cuídense.


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